17 de octubre: “Día Mundial contra la Pobreza”
Apenas terminada la guerra mundial y cuando se aprobó la Carta Universal de los Derechos Humanos, el padre Joseph Wresinski planteó que la miseria es el mayor atentado contra los derechos humanos.
Wresinski dedicó su vida a los pobres. Vivió y trabajó junto a ellos en los barrios marginales de París. Su organización, la Red del Cuarto Mundo, tiene adherentes en casi todo el planeta. No es una “ONG” a la manera en que conocemos en el Perú a estas organizaciones. Sus miembros son voluntarios, no tienen oficinas y trabajan con la gente más humilde.
Otras organizaciones europeas recogieron la iniciativa de Wresinski. Y acogieron su pedido de establecer el 17 de octubre como Día Mundial de Acción contra la Pobreza.
Es una manera de recordarle al mundo oficial –el de los gobernantes, empresarios y poderes internacionales-, que la pobreza existe.
Allá por los noventa, los neoliberales decían que hablar de la pobreza era un despropósito. Bastaba con la privatización extendida y la compra de los activos de los países pobres por el capital especulativo –a lo que llaman “inversión”-, para que la riqueza gotee hacia los pobres. Wall Street era la locomotora de la economía mundial y había que subirse al tren que ya estaba corriendo.
Fue un pequeño grupo de organizaciones europeas y latinoamericanas apoyado por el embajador chileno Juan Somavía, entonces representante del gobierno de Patricio Aylwin en las Naciones Unidas, el que planteó que el tema debería ser discutido en una Conferencia de jefes de Estado y de gobierno.
Se produjo entonces la Cumbre Social de Copenhague en 1995, que continuó la saga de grandes conferencias de las Naciones Unidas que había empezado la Cumbre de la Tierra en 1992.
El tema fue si la política social tenía que ver algo con la política económica. Estados Unidos a la cabeza del movimiento neoliberal mundial sostenía que no tenía nada que ver. Debía estar, por un lado, la política económica y, por otro, la política social.
En el debate, el Grupo de los 77 y China le respondieron que era la política económica la que estaba incrementando la pobreza y que ahora se quería que la política social fuese la ambulancia que recoja los heridos que las medidas de ajuste estaban produciendo, lo que era inaceptable.
La conclusión de Copenhague fue que, así como la esclavitud, la pobreza podía ser abolida y eliminada de la faz del mundo.
Fue un debate tenso. Al extremo que el presidente Clinton y el primer ministro británico no asistieron a Copenhague en señal de desacuerdo.
Pero en vez de distribuir la propiedad, los impuestos y los ingresos, los gobiernos crearon programas asistencialistas para dar de comer a algunos pobres y mantenerlos tranquilos. Así se originaron la Estrategia peruana de lucha contra la pobreza de Fujimori y el programa Oportunidades de México que sirvió de modelo a Juntos, del Perú.
Cuando se hizo el balance en Ginebra el 2000, los resultados eran pobres. El año 2001 la Cumbre del Milenio señaló el 2015 como fecha límite para reducir la pobreza del mundo a la mitad. Pero después, se modificó la metodología de medición de la pobreza para ir presentando resultados alentadores. Casi todos los países empezaron a disminuir la pobreza valiéndose de estratagemas numéricas. Eso permitirá a gobiernos de izquierda y derecha presentar un balance positivo el 2015 en que se hará el recuento de lo hecho.
Pero la verdad está a la vista. América Latina disfruta de una época favorable porque los precios de los minerales y materias primas que vende han aumentado merced a la especulación internacional. No es un progreso real sino puramente especulativo, aparte del crecimiento vegetativo y natural de sus poblaciones y economías. Pero es precisamente este crecimiento aunado al incremento de la economía de mercado el que causa los grandes males que ahora enfrentamos: carencia de valores, violencia, drogadicción, tráficos de todo tipo, inseguridad. Pero esas variables no entran en la medición oficial de la pobreza.
La Red del Cuarto Mundo ha planteado redefinir los Objetivos de Desarrollo del Milenio ya que son insuficientes para erradicar la pobreza extrema. Develar los mitos, engaños y fantasías de la tecnoburocracia internacional es urgente.
Publicado por: Red del Tercer Mundo - Héctor Béjar - 26/10/12 -
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