Argentina: Mujeres Liderando En Organizaciones Mixtas.

Publicado en por Los Derechos de las Mujeres

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Disputar el imaginario social en regiones como el norte argentino no es cosa fácil.

Desde el año 2008 el Grupo de Género de la Red Puna Norte (GGRPN), en Jujuy es contraparte del FMS dentro del programa Construyendo Redes y Alianzas. Se trata de cinco mujeres pertenecientes a distintas comunidades aborígenes cercanas a La Quiaca, que realizan talleres de género las comunidades aborígenes que integran la Red Puna y la APPP , dos organizaciones mixtas de la zona.

A fines de junio de este año, el equipo de FMS realizó una visita al grupo, en la que fue posible conocer a todas las integrantes, el trabajo que realizan y cómo impacta en su vida y la de las mujeres.

En este camino, cuentan, las resistencias fueron y son de todo tipo: A mí me costó mucho en mi comunidad empezar. Yo por ejemplo no terminé la secundaria, había tenido mi niña a los quince años, me fui y me volví a insertar en la comunidad después de tres años. Decían “y esta nunca viene y ahora me habla de género, que la salud y no sé cuántos”. Yo no me voy a olvidar nunca que decían “¡esta pendeja qué va a saber!” Salí muchas veces decaída y con mucha fortaleza otras, diciendo bueno esta me salió bien.

A base de auto-confianza y esfuerzo Rosa C., Nora, Delicia, Rosa F. y Tomasa pudieron avanzar en instalar temas como la violencia de género, la salud sexual y reproductiva y los roles asignados culturalmente a hombres y mujeres. Las reuniones permiten no sólo interrogar lo que parece “normal” y acceder a información muchas veces vedada por las distancias geográficas, sino también hechos más simples como salir del espacio privado del hogar y comenzar a involucrarse en lo que pasa más allá de las propias paredes:

Cuando hay reuniones voy. Estando en casa no te enterás de lo que pasa. Me fortalece venir aquí. Primero me costaba hablar porque me daba cosa, que iba a hablar mal. Ahora de a poco me parece que tengo ganas. Las mismas coordinadoras hablaban, explicaban en las reuniones. Y saliendo a las reuniones se desarrolla una, escucha otras palabras.

Cuestiones como la “planificación familiar” se hacen presentes en la conversación una y otra vez: Aprendí muchas cosas y por eso tengo pocos chicos, dos. Ahora les hablo a las mujeres de la familia. Algunas en la comunidad me preguntaban ¿vos cómo entendiste lo que dijeron? Las chicas te contaban las cosas que sabían y lo que aprendimos calló bien en la comunidad. En la casa una no sabe nada de eso.”

Los talleres de género dieron lugar a los talleres de réplica, en los que se reúnen mujeres artesanas de comunidades pertenecientes a la APPP para perfeccionar su técnica de tejido (arte del que todas conocen al menos un poco), poder comercializar juntas y conseguir mejores precios por sus productos. Como consecuencia de esto, el empoderamiento económico de las mujeres de las comunidades se ha convertido en otro eje importante de trabajo: Nosotras hemos calculado cuánto aportamos nosotras como mujeres a la casa. Porque no se ve como un aporte, cuánto hacemos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, ver todas las actividades que se hacen. Y cuánto nosotras aportamos desde las artesanías. Siempre aquí cuando vamos a la casa, tenemos que cocinar, lo hacemos, pero no se ve como un trabajo. Pero sino le tendríamos que pagar nosotras a otra persona, ¿cuánto nos cobraría una persona por hacer ese trabajo? Desde ese lado plantearse. El tema de la artesanía tiene que ver también con eso. Logramos poner el tema, hemos logrado mostrar cómo puede administrar una mujer, puede gestionar. Eso para un compañero suena duro, pares de nosotras mismas, y ahora es otra la situación.

La participación política de las mujeres de estas comunidades es cada vez mayor, alcanza distintos niveles y es dinámica: El tema cambió mucho en las comunidades. Hasta yo misma, uno mismo cambia. Antes cuando yo iba chiquita en mi comunidad íbamos algunitas mujeres, y no opinábamos nada. Escuchábamos. Y ahora en la actualidad vemos muchas mujeres que van con opinión, no sólo a sentarse, y ese ha sido un gran avance dentro de cada comunidad, que participen, no sólo estén.

No obstante, para muchas aún subsisten poderosos obstáculos que minan su presencia en ciertos espacios clave de reunión y decisión. Algunas integrantes han logrado disponer en mayor medida de su tiempo para estar presentes en instancias que consideran importantes para sus vidas, pero cuando la participación de la mujer entra en conflicto con la del hombre, la salida es en perjuicio de la primera: Rosa fue al campo y nos convocó y vinimos 6. Después algunas no tenían tiempo, por las responsabilidades de la casa. A mí me cuida mi mamá las ovejas. Y las cosas de la casa, ahora delegué a mi marido que lave la ropa, también lo dejé cocinando y fue fácil. Él tiene que saber qué es lavar la ropa. O algunas veces lavamos entre los dos o con los chicos. Hay algunas que dicen “ahora tengo que llegar a lavar la ropa”. Cuando eran chicos no podía con las reuniones. Después me di cuenta que tenía que ir, saber lo que pasaba. Yo participo de las reuniones de artesanas y de la comunitaria. A medida que crezcan mis hijos voy a poder participar en las de tierras. Ese es mi sueño, que mis hijos crezcan y ya yo voy a poder participar. Mi pareja participa, ha sido presidente, tesorero. El está constantemente en reuniones. Por eso yo a veces no me meto tanto en reuniones, porque ya dejo a mis hijos abandonados”.

Asistir a ciertas reuniones de importancia política para las comunidades, implica salir de la comunidad, viajar periódicamente o incluso inesperadamente, lo que no siempre es posible para mujeres que viven condicionadas por el mandato cultural de ser las responsables de las tareas del hogar. Sin embargo, tener compañeras transitando exitosamente el mismo camino inspira confianza y provoca.

 

Publicado por: AWID - Fondo de Mujeres del sur - Virginia Bolatti - 19/09/12 -

Etiquetado en Mujer y poder

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