Colombia: Víctimas silenciosas.

Publicado en por Los Derechos de las Mujeres

Hace cinco días la ONG Aldeas Infantiles S.O.S. prendió las alarmas al revelar que tres niños son asesinados diariamente en el país, 38 son víctimas de maltrato físico y 47 padecen de abuso sexual. El estudio, revelado por El Espectador en su edición del viernes, entregó un dato aún más escalofriante: los principales agresores de los menores en el país son sus propios familiares.

Contra todos los pronósticos, los mayores victimarios de los niños y adolescentes en Colombia siguen siendo sus padres. El estudio Forensis, datos para la vida revela que en 2010, en el 62% de los casos denunciados (8.572), los agresores fueron los progenitores, en su mayoría las madres. El 37,5% correspondió a otros familiares y personas cercanas al entorno familiar.

Según el estudio, el año pasado 1.248 niños fueron asesinados, 13.731 sufrieron violencia intrafamiliar y 17.318 fueron víctimas de abusos sexuales.

No ha pasado una semana y los hechos certifican la condición de vulnerabilidad en que viven los menores, pese a que hay una legislación garantista de sus derechos en el país.

Sólo en Bogotá se presentaron tres sucesos que dejan al descubierto que la multiplicidad de amenazas aparecen en los escenarios menos sospechados: el caso de una violación a una niña de 10 años en el sur de la ciudad; la muerte de una bebé de la comunidad embera katío de un mes de nacida, quien perdió la vida en un albergue del sur de la ciudad por el descuido de sus familiares, y otra muerte de un menor de un año, quien murió la semana pasada tras recibir una golpiza por parte de su madre.

Lo más preocupante, tal como lo revela el estudio, es que la vivienda, sitio vedado para los defensores de los derechos de los menores, continúa siendo el lugar en el que más se presentan abusos contra los niños: en 2010 se denunciaron 8.520, seguido por la calle, con 1.256.

Por eso, el director de la Regional Bogotá del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Luis Ernesto Cortés Moreno, insistió en su llamado a los bogotanos para que denuncien y así permitan que los equipos de la Defensoría de Familia puedan adelantar acciones para proteger a los niños y evitar que nuevas tragedias impidan su crecimiento o que dejen de soñar.

La pesadilla del abuso sexual
 

Lo había logrado varias veces sin altercados. Llegar temprano a su clase de cuarto de primaria caminando por las calles del barrio Juan Pablo II en Ciudad Bolívar, era un asunto cotidiano que se repetía todas las mañanas. Sin embargo, esta vez no pudo llegar a tiempo.

En su camino al colegio Confederación Brisas del Diamante, pasadas las 6:30 de la mañana, la menor de apenas 10 años fue sorprendida por un sujeto al que recuerda como un habitante de calle. El desconocido la golpeó y abusó sexualmente de la niña, quien fue remitida al hospital de Meissen y posteriormente a la Unidad de Delitos Sexuales de la Fiscalía.

Al cierre de esta edición la Policía Judicial continuaba buscando al agresor, con un retrato hablado gracias a la descripción entregada por la menor, de la que se sabe que vive con la madrina, debido a que sus padres trabajan por fuera de la ciudad.

Niños emberas sufren en la ciudad
T

enía dos meses. Vivía junto con otros 149 indígenas emberas katíos, provenientes de Chocó, en un albergue en el barrio 20 de Julio, sur de la ciudad. Ayer en la mañana murió. La pequeña fue encontrada sin vida por un grupo médico del hospital San Cristóbal, que desde el 13 de junio visitaba el lugar para vigilar la salud de los indígenas.

De acuerdo con el grupo de especialistas, desde el viernes 26 de agosto se le había diagnosticado a la menor una rinofaringitis, pero sus padres no habían aceptado remitirla a un centro de salud, debido a sus creencias que sólo permiten curas naturales para cualquier enfermedad; asimismo, muchos miembros del grupo tampoco han tomado los medicamentos que se les indican. Por eso, según el secretario de Salud, Jorge Bernal Conde, esta semana la Secretaría de Integración Social y la Secretaría de Gobierno tomarán medidas para garantizar la protección de los niños. Una de las posibilidades que se contempla es trasladar a los menores a la sede de la Unidad Primaria de Atención Cundinamarca, con capacidad para 40 niños, donde se les brindaría educación, alimentación y todos los servicios de salud.

Fuente: El Espectador.com - Colombia - Redacción - 29/08/11 - 

Etiquetado en abuso sexual infantil

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