Ejemplos de la situación de las Mujeres africanas.(1)

Publicado en por Los Derechos de las Mujeres

Pese a las cifras, a los esfuerzos por avanzar y a los buenos propósitos, en países como Nigeria, Benin, Togo y, sobre todo, Gana, sobrevive una práctica denominada “trokosis”.

La trokosis es lo más parecido a una forma encubierta de esclavitud. Con esta práctica se sacrifica a las hijas para redimir el delito de los padres. Es una condena que explota a las niñas africanas de por vida en muchos casos.

Esta costumbre de la zona del Volta, difícil de erradicar, se ha mantenido durante más de 300 años. En la lengua local ewe, trokosis significa “esposa de dios”. Como hemos señalado, cuando alguien ha cometido una infracción social o un delito, el jefe local sentencia a la familia del infractor de manera que una niña de la familia infractora es enviada a un santuario para que se produzca una expiación del delito. La niña sacrificada debe servir al sacerdote tribal durante tres o cuatro años. Pasado este tiempo, puede volver con su familia.

[Una niña que ha pasado por la trokosis permanece casada de por vida casada con la deidad]

Pero la realidad es que esta pena implica la explotación y los abusos sexuales de las niñas. Se puede hablar de dos clases de trokosis: en el primer caso, las niñas se liberan después de servir, normalmente, de tres a cinco años; y, en segundo lugar, las que tienen que servir de esclavas de por vida. Además, si una niña sacrificada a perder su libertad muere o si el sacerdote se llega a cansar de ella, la familia tiene que reemplazarla con otra niña. Por ello, si se han cometido delitos graves, las familias tienen que renunciar a sus niñas por generaciones en una perpetua purga del delito.

Para más escarnio, incluso cuando las niñas son liberadas, según esta tradición, una niña que ha pasado por la trokosis permanece casada de por vida casada con la deidad, y se le puede requerir para prestar sus servicios en un santuario tras su liberación, no importa el momento. Por si no fuera poco, hay muchas niñas que pasan por la trokosis y no pueden casarse y quedando con la única alternativa de vivir o de malvivir en un forzado concubinato con el sacerdote o con otros hombres durante toda su vida. Pero si un sacerdote muere, sus niñas trokosis son heredadas por su sucesor.

Entre los miles de casos de trokosis, podemos citar algunos testimonios de esta práctica. El caso de Dora Galley de 22 años: fue retenida durante siete años en un santuario. El sacerdote la obligaba a trabajar en la granja del propio santuario, con una jornada que iba desde el alba hasta la noche, pero sin recibir ninguna clase de pago económico ni alimento alguno. Lo único que recibía era la vejación de tener sexo con el sacerdote.

Otro caso es el de Patience Akope (31 años) tiene una historia parecida. Fue retenida en el santuario durante 21 años y tuvo un hijo de 15. El sacerdote no le permitió ir a un hospital, y ni siquiera podía mantenerse a sí misma.

Respecto a Gana, que es uno de los mayores focos de la trokosis, esta manifestación de esclavitud vulnera su Constitución. Por ejemplo, su artículo 14 sienta que todas las personas poseen el derecho a la libertad individual. Y su disposición 16 establece que ninguna persona será esclavizada, ni tampoco obligada a estar en servidumbre o a realizar trabajos forzados.

De la misma forma, los tratados internacionales sobre los derechos humanos prohiben la esclavitud. En el año 1963 Gana se adhirió a la Convención para la Esclavitud y también a la Convención Suplementaria para la Abolición de la Esclavitud, el Comercio de Esclavos y las Instituciones y Prácticas Similares a la Esclavitud adoptada por la Organización de Naciones Unidas durante 1957. Dichos tratados internacionales obligan al gobierno a adoptar medidas para que la esclavitud sea abolida por completo en todas sus manifestaciones.

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