Niños y niñas adoptadas por parejas homosexuales.(2)

Publicado en por Los Derechos de las Mujeres

La cuestión es el cambio en el mundo. Algunos psicoanalistas tenían pacientes homosexuales, escribían ensayos, se presentaban en congresos, pero, la estrategia de las comunidades homosexuales, era esperar el momento político para avanzar en el tema de la adopción. Comenzó a dar resultados y a enseñarnos cómo en oportunidades una puede ser parte de un importante cambio social sin darse cuenta, porque naturalizó la discusión de lo prohibido.
La disputa era la última etapa de la enseñanza escolástica donde se finalizaba de analizar las exposiciones que provenían de criterios diferentes gestándose de ese modo la cuestión (quaestio). Y justamente como las cuestiones eran debatidas en público desde posiciones diversas, se originó el género independiente de la disputa (quaestio disputata a partir del siglo XIII). En este punto estamos, es decir, en algo más que la disputa en sí, que remite exclusivamente a la discusión. Lo que ahora tenemos es una “cuestión”.

Preguntarse por la adopción de criaturas a cargo de personas homosexuales seguramente proveerá de distintos argumentos a favor y en contra. Es la cuestión.
Que los jueces de nuestro país sentencien en favor de una adopción de esta índole, como aceptación general y no excepcional, no es esperable y que la Cámara de Senadores corrobore la votación de Diputados es un tema político. Dos situaciones distantes del crecimiento de un niño en una familia formada por personas del mismo sexo.

Desde esta perspectiva se podrá escribir extensamente. Cuando Lacan en “Le mythe individuel du névrosé10 muestra cómo al lado del mito edípico, el mito familiar –del modo en que es entendido por el sujeto– estructura su personalidad y decide su destino, ese mito se remonta a la prehistoria de la unión de sus padres y a aquello que tiene de específico.
En estos niños, la pregunta que se formulan ¿quién soy yo? por ser hijos de dos personas que no me engendraron (hablo de las personas gays), no es ajena a la escena fantasmática original suscitada en la prehistoria entre quienes lo criaron, cuando lo asumieron como padres. Y esa fantasmática podemos suponer que se desplaza en la fantasmática del niño y se podrá inscribir en alguna índole de síntoma vinculable con un origen familiar-adoptivo-que no es su origen, donde inicialmente estuvieron un hombre y una mujer.

Elaboraciones de esta índole podremos incluir por centenares en el análisis de la adopción por personas homosexuales.
Pero suponemos que a los chicos no les importa demasiado aquello que le cuentan referido a su origen y en este caso su adopción (no les interesa lo que les cuentan pero si lo que sucedió según su construcción mental, aquello que les resulta más interesante para su economía psíquica). No nos consta que los chicos repitan en su fantasmática del mito familiar según les ha sido descripto, pero sí podemos pensar –y se lo encuentra en los adolescentes adoptados–, que han construido aquello que los franceses llaman su “roman original”. Que se distingue del mito familiar y se afirma, se recrea en su originalidad.
Este acontecimiento es posible cercarlo, rodearlo y reconocerlo particularmente en quienes fueron criados por familias gay, por lo menos en mi práctica, durante treinta años de seguimiento de dos familias cuyos hijos son dos adultos actualmente.

La aparición de una valorización narcisista por provenir de algo “raro” que les resultó complejo digerir a veces, entender y aceptar al mismo tiempo que se ensayaban identificaciones con masculinidades y femineidades como momentos necesarios hasta fines de la adolescencia (por sugerir un momento etario que no es exacto). Valorización narcisista que al mismo tiempo podía asociarse con una aproximación defensiva en términos de economía libidinal.
Elaboraciones de esta índole podrían sumarse durante el seguimiento y la observación de algunos niños criados por personas homosexuales.

¿Y los riesgos? Pero lo que está en juego, y configura una cuestión política, reside en cuestionar si el derecho a disponer de las mismas prerrogativas y alternativas de los heterosexuales, también incluye la adopción. Dado que cuando se introduce la terceridad que el niño significa surge la pregunta por el riesgo que para los niños esa adopción podría suscitar.
Despues de leer a Luhmann11 y a varios de sus acompañantes teóricos, una empieza a darse cuenta de que este asunto del riesgo es tan complejo que sería prudente pensar en el futuro de estos niños eludiendo esa ideación referida a los riesgos que ser hijos de personas homosexuales podría implicar. Porque si contrastamos con los riesgos que arrastra ser hijo o hija de heterosexuales… caeríamos en una trampa metodológica.

Pensar en términos de adopción según este modelo marca una diferencia conceptual en la apreciación de lo que pueda precisar un niño en tanto ser deseado como hijo.
La crianza y educación realizada por gays y lesbianas constituye una forma de organización familiar que deberá reponder, prioritariamente, al “interés superior del niño” en tanto y cuanto, para todos los niños propiciamos un mundo en el que las características de la orientación sexual no impliquen exclusiones.

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1. Raíces Montero-Giberti y otros, Adopción, la caída del prejuicio. (2004) Edit. Del Puerto, Buenos Aires.
2. El caballo de batalla también conocido como dexterarious (que se manejaba con destreza: también asociado a la mano derecha ya que era el animal dirigido a mano) que se utilizaba solamente para el comienzo de las batallas, “para montar una actitud arrogante”. Nomenclatura que se asocia con la etimología de hidalguía derivada del francés cheval a su vez del latín caballus. The Catholic Encyclopedia, 1907 Volume I Robert Appleton Company.
3. Bick, E. (1998): Les écrits de Martha Harris et D’Esther Bick,, Collection Tavistock Clinic.
4. Bowlby, J. (1980): La pérdida afectiva. Tristeza y depresión. Paidós.
5. Spitz, R. (1954): Le premier année de la vie de l’enfant. P.U.F. Paris.
6. Fonagy, P., Steele, H. y otros (1991). The capacity for understanding mental states: the reflective self in parent and child and its significance for security of attachment. Infant Mental Health Journal. C f. también: Fonagy, P. (2002): El uso de múltiples métodos para hacer el psicoanálisis relevante en el nuevo milenio, en Psicoanálisis, focos y aperturas. Ed. Agora, Uruguay .
7. Maldavsky, D. (2004). Comunicación personal.
8. Op. cit.
9. Los seis últimos párrafos corresponden al capítulo: “La adopción y la alternativa homosexual”, en Raíces Montero-Giberti y otros, Adopción, la caída del prejuicio. (2004) Edit. Del Puerto, Buenos Aires.
10. Lacan, J. 1953: Conferencia pronunciada en el Collège Philosophie
11. Luhmann, N. (1996): El concepto de riesgo en Giddens, A., Bauman, Z.,Luhmann, N.,Beck.U.: “Las consecuencias perversas de la modernidad”.
 
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Etiquetado en familia

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Y
los derechos de las personas adultas no pueden prevalecer ante los derechos de los niños..familia es familia la naturaleza es sabia
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G
<br /> No es un tema para tomar a la ligera, yo en adopcion no se los daria, si es hijo o hija natural de uno o una de la pareja homosexual es una cosa, otra cosa es permitir la adopcion<br /> <br /> <br />
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L
<br /> <br /> Todas las opinioes son respetables. Tal vez en las diferencias encontremos las coincidencias. Gracias por tu comentario y por visitar mi Blog. Susana Giosa<br /> <br /> <br /> <br />