Nuestras antepasadas ¡ LAS BRUJAS ! (2)

Publicado en por Los Derechos de las Mujeres

LA  ANTIGÜEDAD:
La creencia en magos se puede documentar en las grandes culturas del pasado. Las artes mágicas eran observadas de cerca en la época y a menudo se temía que fueran magia negra. Tanto en el Código de Hammurabi (la prueba del agua) de Babilonia como en el Antiguo Egipto se castigaba a los magos. Sin embargo nunca llegó a una persecución masiva de presuntas BRUJAS, como se realizaría más tarde a comienzos de la Época Moderna.
La Biblia, sobre todo el Antiguo Testamento, prohíbe la magia: "No realizareís adivinación ni magia" (Levítico 19,26; Deuteronomio 10,10). Además llama a la persecución de la magia: "Los magos no los dejarás vivir" (Éxodo 22,17). Esta formulación fué traducida de forma gramaticalmente correcta, más tarde por Lutero como "Las magas no las dejarás vivir". Pero brujas en el sentido moderno, no aparecen en la Biblia, lo que no evitó que los teóricos de la brujería usaran estas menciones como prueba de su existencia y para su condena.
En otros lugares de la Biblia, encuentros con magos y adivinadores se relatan de forma algo más positiva. El rey Saúl busca consejo en la Bruja de Endor (I Samuel 28,5-25), a pesar de que él mismo había prohibido la adivinación, por su desesperación ante los Filisteos. En cambio, los Reyes Magos que rinden homenaje al Niño Jesús (Evangelio de Mateo 2, 1-2), no son realmente hechiceros o adivinos; el original griego utiliza la palabra "magi", que en ese entonces designaba más bien a sabios y científicos, más que a brujos.
La Iglesia primitiva en general no participa de estas persecuciones. Sin embargo existen casos aislados, como el martirio de la filósofa neoplatónica Hipatia por la turba cristiana en el año 415, confundida en su ignorancia ante los vastos conocimientos de la filósofa.
Este hecho fué condenado oficialmente por la Iglesia como una gran vergüenza. No había entonces una persecución explícita, aunque ya la Iglesia primitiva rechazaba las prácticas y el pensamiento de las brujas como una supertición (Canon episcopi).
LA  EDAD  MEDIA :
Los germanos antes de su conversión al cristianismo conocían la quema de los magos que realizaban encantamientos perjudiciales. Sin embargo en la Baja Edad Media carolingia no hubo caza de brujas. De hecho, el Concilio de Paderborn del año 785 castigaba tanto la creencia en brujas como su persecución. Quien cegado por el Demonio, cree como los paganos que alguien es una bruja y come personas, y la queme por ello o deja comer su carne por otros, será castigado a pena de muerte.
Carlomagno lo validó como una ley, probablemente relacionada con las prácticas paganas de los sajones contra las que el rey luchaba en la década de los años 80 del siglo VIII. En Alemania, las primeras pruebas de la existencia de la palabra bruja, "Hexe", aparecen en los Frevelbüchern (leyes) de la ciudad de Schaffausen de finales del siglo XIV (1363/87) como ha demostrado Oliver Landolt. En Lucerna aparece la palabra por primera vez en el año 1402.
INQUISICIÓN:
Las primeras condenas de brujas se realizan en el siglo XIII, con la aparición de la Inquisición, cuya actividad principal no es la brujería, sino los herejes.
La brujería no resultaba inicialmente un peligro tan grande como las demás herejías medievales. La cuestión aparece aclarada en las instrucciones del Papa Alejandro IV del 20 de enero de 1260 a los inquisidores, de forma que las brujas no deben ser perseguidas de forma activa; sino sólo bajo denuncia. Los procesos contra brujas deberán ser relegados sin falta: la lucha contra las herejías tienen prioridad. Más tarde, la Inquisición condenaría los procesos a brujas.

Fuente: publicada explícitamente en el artículo NUESTRAS ANTEPASADAS ¡LAS BRUJAS! (1)



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