¿Podemos responder los que preguntan nuestros hijos?(1)

Publicado en por Susana Giosa

Hoy charlaremos sobre un tema que nos preocupa a madres y padres. La sexualidad de nuestros hijos adolescentes.Sabemos que la iniciación de los jóvenes en la vida sexual, se realiza en estos tiempos; a más temprana edad. Entonces ¿cómo acercarnos y hablar con ellos sin verguenza y con la verdad?
Esta es la introducción a muchos más artículos que iremos viendo, y que posiblemente hará pensar en la forma más conveniente y sana de hablar sobre este tema con nuestros hijos, que les inspire confianza y nó rechazo a los jóvenes y adolescentes (mujeres y varones) que están transitando por esta etapa tan importante de sus vidas.

LA DIFICIL TAREA DE HACERNOS ESCUCHAR, COMPRENDER Y OBEDECER.

En la actualidad existe una alarmante crisis de autoridad que incluye también una gran falta de confianza. Lo padecemos en todos y cada uno de los espacios en que cotidianamente nos toca vivir: en lo político, gubernamental, religioso, judicial y social.
Dentro del marco social se encuentra la familia, donde se originan y desarrollan los sistemas de valores, modelos y pautas de conductas que forman a las niñas y niños, jóvenes y adolescentes, con la gran responsabilidad por parte de los adultos; de preparar y contener a las hijas e hijos en la difícil tarea de enfrentar un mundo dónde todo lo prohibido, lo tabú y lo censurado les genera curiosidad y los lleva a la transgresión.
Muchas madres, y muchos padres ejercen una autoridad sin convencimiento, y dudan en la necesidad de aplicarla, suponiendo que al nó ejercerla y transitando por el camino fácil del halago y la condescendencia, logrará obediencia, confianza y respeto duradero de sus hijos.
Las niñas y niños, jóvenes y adolescentes de hoy, exigen más libertad, piden más información y demandan más oportunidades para demostrar su iniciativa, y están convencidos de que su individualidad resulta perjudicada por aceptar la autoridad de sus padres, confundiendo potestad, con represión.
En primer lugar, se hace necesario que analizamos cúal fué la educación que recibimos de nuestros padres, y hasta qué punto esa educación (que a su vez recibieron de sus padres), nos limita en las relaciones con nuestros hijos, por eso tratemos de eliminar tabúes y prejuicios, para lograr relaciones de confianza y afecto, que nos permitan comunicarnos libremente.

                                                               SUSANA GIOSA


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