¿Podemos contestar lo que preguntan nuestros hijos? (4)

Publicado en por Susana Giosa

Si analizamos las dificultades que se nos presentan cuándo ante un comentario ó pregunta de nuestros hijos, reaccionamos con indiferencia, temor ó vergüenza, tenemos que analizar cuáles son los impedimentos que nos provocan estas reacciones.

Hablar de Sexualidad con nuestros hijas/os implica reconocer que la sexualidad humana (la nuestra y la de ellos) no es reprobable, ni prohibida, ni sucia; dejando de lado todo temor a lo censurado y asociado a la promiscuidad y el libertinaje.

Esto nos posibilitará la formación de personas con capacidad, responsabilidad, y aprendizaje para respetar la forma de relacionarse con el otro, basada en la tolerancia, el respeto, el conocimiento y la libertad.

Debemos tener en cuenta, que nuestra cultura está impregnada por dos grandes tradiciones: (1) la jurídico-social grecorromana, (2) la religiosa judeo cristiana; de las cuales derivan la concepción negativa y revulsiva de la sexualidad, que únicamente se aceptaba para la reproducción, no teniendo en cuenta el deseo y el placer; específicamente para las Mujeres, y que fueron las que marcaron nuestra "moral" tradicional y "normal", generando tabúes y prohibición.
Hoy es muy común sentir hablar con naturalidad entre jóvenes y adolescentes, de la sexualidad humana con un lenguaje que nunca o casi nunca se escuchaba (salvo "susurrado) en la década de los 60 ......
Eran palabras sucias y cesuradas para esa época, y aún en la actualidad en algunas familias no se han logrado incorporar como naturales y necesarias.
Por eso se nos hace muy difícil mantener y cambiar opiniones con nuestros hijas/os, y transmitirle algún tipo de sugerencia ó enseñanza poniéndonos en un mismo plano de género: (madre-mujer) (hija-mujer) (padre-varón) (hijo- varón).
Temas como la menstruación, iniciación sexual, la virginidad, el orgasmo, las masturbación, la homosexualidad y otros muchos más, que nos llevarían a un debate que no es el objetivo de esta reflexión, están vedados en el díalogo de algunas familias.
Pensemos entonces en los argumentos que recibimos muchas y muchos de nosotros por parte de nuestros padres ó de algún familiar, para explicarnos estas situaciones propias del crecimiento biológico del nuestro cuerpo humano.

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