La Fábrica de bebés.
A doscientos kilómetros de la ciudad de Santiago del Estero se encuentra Añatuya. Pero a pesar de que allí la mayor parte de la población no tiene trabajo, Añatuya es una gran fábrica. Una fábrica donde madres pobres producen niños y niñas para familias argentinas o extranjeras, que puedan pagarlos.
La Fundación Adoptar (www.adoptar.org.ar) denunció ente la Justicia que en el interior de esta fábrica en los últimos diez años hubo más de diez mil adopciones irregulares.
Para ser más claros, hablamos aquí de uno de los delitos más aberrantes:
la Trata de Bebés y Niños Pequeños.
Comenta el autor de esta nota Daniel Malnatti:
Estuve allí la semana pasada. La aridez del paisaje contrasta con la fertilidad de las familias. En cada casa, en cada rancho hay tres,cinco, ocho pibes.
Ellos dicen que para el pobre, los chicos son su única riqueza. La nena de 11 lava y cuida al de 8, el de 8 le da de comer a las gallinas y cuida al de 6, el de 6 trae agua y cuida al de 2 y el de 2 . . . juega con el perro.
Pero nada es ni remotamente ideal en un lugar donde el 60% de las personas, están desocupadas. Donde la mayoría tiene las necesidades básicas insatisfechas y el 30% de la población es analfabeta. Las consecuencias de este abandono la pagan mayormente los chicos. La desnutrición, las pésimas condiciones higiénicas, minan su futuro.
Dicen que hay tres maneras de quedarse con un bebé. Por las buenas: cuando la madre lo entrega voluntariamente. Por las no tan buenas: si manipulan psicológicamente a la madre y se aprovechan de sus necesidades, (es cuando a cambio les dan comida, ropa, una pred). Y por las malas: a través de la judialización y/o institucionalización asistencial.
El sistema funciona con total naturalidad. Cuando una mujer vulnerable queda embarazada en Añatuya, todos los agentes sociales comenzarán a merodear pacientemente hasta que termine entregando a su hijo.
Mujer vulnerable significa: pobre, menor, separada, golpeada, analfabeta, abandonada etc. En el aire vuela la idea que si el fin es bueno, el delito no es tan delito. Mientras tanto, la fábrica sigue funcionando.
Fuente: DANIEL MALNATTI - Igooh - Expresión ciudadana - www.igooh.com