Las mujeres y la soledad.
QUEDAR ATRAPADA
Las mujeres insistimos en creer que los síntomas a través de los cuales intentamos comunicarnos, no están directamente relacionados con el entorno en el que estamos insertas. Tenemos miedo todavía a plantear nuestros problemas. Miedo de interpretar la insastisfacción personal como forma de un conflicto que no se agota en lo individual y alcanza dimensiones sociales.
Así, puedo quedar atrapada en una perspectiva insuficiente para la comprensión de mi propio dolor.
Al no realizar la lectura debida de mi experiencia, sufro por cosas que no son veraderas a fuerza de ser parciales. Sufro porque no encajo en un sistema convencional. Sus pautas, que aún son en parte las mías, se niegan a reconocerme como mujer de mi tiempo. Corro el riesgo de quedar atrapada en criterios perversos, en tanto me desvían de mi propio crecimiento.
El dolor auténtico es para mí aquél a través del cual respondo a circunstancias vitales, en las que se juegan valores que realmente tienen que ver con la vida o con la muerte, con lo falso o lo verdadero, con lo justo o lo injusto. La soledad, como dije antes, en su sentido tradicional connota empobrecimiento. Se la homologa a la pérdida de uno mismo. Implica una dimensión de peligro y de fracaso en tanto se cree que estar sola es haberse perdido. Se identifica estar solo con no ser. Alguien que conquista su soledad, puede hacerlo tanto con otro como sin él. No es indispensable acceder a la soledad fuera de un vínculo, como tampoco es necesario desembocar en un vínculo despúes de conquistar la soledad. Lo que sí quiero enfatizar, porque me parece imprescindible, es que nadie puede ser en el sentido existencialmente profundo, hasta que no ha conquistado su soledad.
Creo que todo lo dicho se acerca mucho a la caracterización de la libertad y a la conquista de la identidad madura. Puedo afirmar, recordando a Rilke y atendiendo a mi propia experiencia, que la relación de pareja madura, es aquélla en la que se alcanza y se cultiva la soledad recíproca. "El amor consiste en que dos soledades mutuamente se protejan, se limiten y se reverencien".
LILIANA MIZRAHI - La Mujer Transgresora -